Sistemas aislados, pacientes en riesgo: el verdadero impacto de no compartir la historia clínica
La desconexión entre sistemas HIS no solo complica la atención médica, sino que puede poner vidas en peligro.

Publicado: 10 de junio de 2025

Cuando los sistemas de salud no se conectan, la atención médica se fragmenta. Esto puede derivar en diagnósticos tardíos, errores clínicos y tratamientos inadecuados.
Alberto, un paciente con hipertensión controlada, fue atendido en un hospital tras fuertes dolores abdominales. Debido a que el equipo médico no tenía acceso a su historial ni a los medicamentos que utilizaba en su clínica habitual, se le administró un antiinflamatorio que provocó un pico peligroso en su presión arterial. La falta de comunicación entre ambos sistemas prolongó su internación, obligó a repetir exámenes y generó estrés y costos evitables.
La interoperabilidad es la capacidad de que diferentes sistemas de registros clínicos compartan información sin obstáculos. Sin embargo, un reciente estudio de KLAS (TechTarget) indica que solo el 44 % de los médicos está satisfecho con la integración de su sistema EHR con otros sistemas externos, señalando problemas de registros duplicados y lentitud al buscar datos relevantes.
Por otro lado, en el HIPAA Journal se advierte que, aunque compartir datos clínicos mejora la atención y reduce errores, también aumenta los riesgos de seguridad y privacidad cuando no se implementan protocolos sólidos.
Una buena interoperabilidad ofrece beneficios concretos:
- Atención continua: el historial del paciente está disponible en cualquier centro.
- Menos errores: se evitan interacciones de medicamentos y exámenes repetidos.
- Eficiencia operativa: se libera tiempo del personal al reducir el retrabajo.
- Seguridad reforzada: con cifrado y acceso controlado, se protege la información sensible.
En el plano regulatorio y tecnológico:
- El estándar FHIR (HL7) facilita el intercambio seguro de datos clínicos.
- La normativa HIPAA, vigente desde 1996, protege los datos personales, aunque aún existen brechas por falta de cifrado, control de accesos y trazabilidad.
No obstante, los principales desafíos siguen siendo:
- Software antiguo que no permite conectividad.
- Interfaces deficientes, que afectan la experiencia médica y favorecen el burnout.
- Riesgos de seguridad: acceso no autorizado desde dispositivos sin protección o portales web vulnerables.
Para avanzar en la interoperabilidad, se recomienda:
- Adoptar estándares como FHIR entre proveedores.
- Implementar cifrado, autenticación multifactor, auditorías y capacitar al personal.
- Mejorar la usabilidad: formar “superusuarios” y fortalecer equipos de TI.
- Cumplir regulaciones: adherirse a HIPAA y evitar bloqueos de información.
La interoperabilidad no es una meta tecnológica opcional; es esencial para una atención médica segura, eficiente y centrada en el paciente. Solo cuando los sistemas se comuniquen adecuadamente conseguiremos un cuidado confiable y digno. Esto requiere el compromiso conjunto de proveedores, instituciones y gobiernos para asegurar que la información fluya, sin comprometer la privacidad.